Sol, lluvia, ganas y carreteras
nos llevan hacia los molinos de viento.
Audacia, ritmos y orgullos adelantan la imaginación.
El único hilo que une nuestras ideas.
Hay locuras que merecen la pena ser vividas.
Deben haber ilusiones que necesitan compañía.
¿Qué pasaría si fuéramos irracionales?
¿Será a caso que la alegría usa la cabeza?
Lo seguro es que nuestro lado oscuro,
el miedo que tenemos dentro, ayuda a gritar.
Gritos para dejar lugar a las emociones
y disfrutar unos momentos de sueños.
El verdadero sueño es el viaje lleno de ambición.
Como éstas veredas memorables que acabamos pisar.
Como todos los cuadros robados a la naturaleza.
Y como todos los suspiros que se comió la carretera.
La caja rubia tendrá futuro
siempre y cuando el carácter latino
nos lleve a descubrir la riqueza intrínseca.
Paisaje, trabajo, orgullo y paz...
Y desde el Mediterráneo a la furia del Atlántico
paseando con los fiordos hasta el mar del Norte.
El cansancio cortó la sed de aventura.
Y otra vez el Mediterráneo nos arrastra hacia la vuelta.
Por donde pasa la carretera sigue el desarrollo, y si los hombres alcanzan el camino, nace la enseñaza...
Agosto 2002.