El gris de estos días
me llevó hacia mi infancia
donde el rocío se confundía,
a cada amanecer, a las gotas de lluvia.
Los recuerdos que viajan al paso del tiempo
resucitan la alegría de estos momentos tumultuosos.
Cuales se ven reflectados en el miedo
de perder lo vivido.
Bajo la lluvia las lágrimas no existen.
Solo los escalofríos animan nuestro cuerpo
en búsqueda de lo natural,
en búsqueda de su razón de ser.
Pizcas de lluvia alivian la sed de la tierra,
Donde se reavivan los colores
lejanos de la rica infancia
en el verde jardín de los vecinos.
El alma debajo la lluvia
entiende mejor las quejas de ayer...
Recuerdos confusos,
recuerdos tibio...
La vida no es nada extraña,
es el encuentro de lo superficial,
es la madre de la esperanza,
es el mejor regalo.
Lo último que hay que perder no es la esperanza es la vida.
Parfait Atchadé.
Coruña