Monday, March 31, 2003

¿Indolencia o sociedad?

Ayer me entretuve con un sueño,
era algo diferente y molesto,
eran mi miedo y mis ilusiones;
Eran mis citas usurpadas a la luna.

En dichas citas, las voces, la furia y el tiempo
me arrastraban junto al deseo
y mi cuerpo débil no cantó
ni la alegría de mi orgullo.

Cuando la realidad se hizo dueña del sueño,
mi cara pedía piedad y razón.
Fue cuando sentí latir por primera vez mi corazón
fue ayer cuando supe del sueño, lo profundo que es la razón.

El camino hacia su propio destino es algo relevante
tanto como un relato, un sueño o una imagen degradada.
Mientras la inmensidad del océano da lugar al horizonte,
la oscuridad, la lejanía y la ilusión dan vida a la quimera.

El necio, la rabia y las pesadillas envuelven nuestros deseos
El miedo, el sudor y las lágrimas son aquellas riquezas
que nos ayuda a renovar la confianza de lo cotidiano
donde la sociedad desarrolla el miedo e estipula los sueños.

Ayer me crucé con el amo de mis sueños
Quise preguntarle sobre su presencia,
Y no tuve voz, tampoco vivía el lenguaje
Solo él, el ciudadano de mi miedo.

Pero antes de esfumarse en este gris túnel,
Me hizo saber los valores de nuestro encuentro,
Los valores de mis sueños y saber ser dueño de ellos
Pero lo triste es que ya no soñamos.

Vegetamos al ritmo de la sociedad.
Corremos y llegamos tarde.
Vivimos por vivir
y reina la indolencia.

Y si el sueño llegase a revelarnos un modelo
el mismo que identifica los niños,
soñar sería vivir despierto,
vivir sería lo mejor de nuestra era
y dejar de soñar será apagar su felicidad.
Por eso, ¡Que resurja lo bonito de la mente!.

La diferencia entre las personas nace desde el momento que dejamos de perseguir las mismas oportunidades.

Parfait Atchadé
31/03/03