En este destemplado y pausado invierno la voluntad d’abrigarse desafía al horizonte. La brisa fresca i seca acaricia las caras asustada de la gente que viene y van por estas calles frías de Barcelona.
El baile del humor se nota en el paseo de la gente. Quizás falta aquella esencia que uno nota en las miradas. Esta elegancia a la hora de moverse por las calles que conducen nuestros sueños y deberes…
En estos días de frío, invite a unos amigos a compartir conmigo unos pensamientos. Aunque acabamos cada uno fuera de si, hemos interpretado a la perfección la importancia de la locura. Pero no hemos entendido como uno no puede darse cuenta que vive y que no esta disfrutando de la arquitectura de una ciudad como Barcelona.
Decía, Montse, que estamos en una búsqueda perpetua del bienestar y de la ganancia. Pero todos queremos ganar y no sabemos ni siquiera quienes están perdiendo.
¿No sería mejor saber a quienes estábamos ganando? ¿Así no sabrá más a victoria? Creo que no nos preocupa porque somos los verdaderos perdedores. Perdedores cegados por la falta de inquietud y con el medio de no tener ni siquiera un techo (máxima preocupación de mi generación)…
El sistema tan hábil nos remató la forma de luchar. Así controla todo y solos algunos focos fugaces pueden escapar a su mirada. Antes por lo menos, cuando uno no estaba de acuerdo, se levantaba contra la única forma de poder, el rey, la autoridad, el cura del pueblo…
Es verdad que es más sencillo hoy, ser una revelación pero es aún más difícil ser una elite. Entre otras cosas, la elite debe caer como el árbol. Es un mal menor antes de que profundice sus raíces… y no se encuentra el guardián del sistema.
La vida de hoy sorprende bastante. Son los que no aprendieron a luchar, ni a valorar las cosas, que tienen prisa. ¿Cómo puede ser que la memoria que brindaban los griegos o relatos contemporáneos se pierden en una biblioteca? Hoy el recuerdo sigue vivo. El merito no es saber quiénes eran Bertold Brech, Kapuscinski, Kennedy,..., juntos a su filosofía. El logro sería ir lejos de sus escritos para llegar al encuentro de la armonía del equilibrio. En el equilibrio está la salvación de todo y de todos. Simplemente como el Yin y Yan.
No encontraremos el equilibrio porque tenemos prisa. Pero ¿Prisa de qué? ¿De hacer un mejor lugar para los hijos? ¿Pero con quienes jugarán nuestros hijos? O prisa por ¿Hipotecarse lo antes posible para acostumbrarse al mínimo gasto al mes?...
Soy consciente de que luchar contra el beneficio es inhumano. Eso es lo que hizo fuerte al sistema. Pero a este ritmo si no salvamos las inquietudes, la sencillez, la meditación, la fe en las cosas sin precio entonces sería mejor que seamos sin raíces y sin memoria…
Queda esperanza porque el ser humano es cambiante, poderoso y curioso. Pero llevar al limite puede agotar nuestro potencial y sobretodo ser sabio es conocer su límite.
Mi querido instante
Parfait Atchadé.
Cap de Creus, Cataluña
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